Ingredientes:
- Un aguacate maduro
- Una cucharada de postres de harina de algarroba
- Una cucharada de postres de cacao ecológico y de comercio justo
- Una cucharada de café de azúcar de caña ecológico o bien unas gotas de concentrado de estevia
- Una cucharada de leche vegetal (avena, arroz…)
- Un pellizco de canela
Elaboración:
- Mezclar todos los ingredientes con una batidora hasta obtener una mezcla cremosa y con el punto de dulce que os guste.
- Decorar con unas hojas de menta o con algún fruto seco (avellana, almendra, piñón…)
Guacamole con curry sin tomate (receta de Montse Reus)
Ingredientes:
- Un aguacate maduro
- Unas gotas de limón
- Una cucharadita de café de pasta de umeboshi
- Unos dados de cebolla (si no se digiere bien se puede escaldar o hacer al vapor unos segundos)
- Un pellizco de curry
- Un pellizco de pimienta negra
Elaboración:
Abrir el aguacate, triturar bien y mezclar con el resto de ingredientes.
INFORMACIÓN SOBRE LAS GRASAS QUE NECESITAMOS:
La Asociación Americana del Corazón (American Heart Association) recomienda una dieta baja en grasas saturadas (menos del 7% de la energía), grasas trans (menos del 1%), colesterol (menos de 300 mg por día) y sodio. De los 21 gramos de grasa que tiene una pieza de aguacate mediana, 3,5 gramos son grasas mono y poliinsaturadas –que son las saludables– combinadas y solo 0,5 gramos de grasas saturadas. Los aguacates, además, no tienen sodio, grasas trans ni colesterol.
También la Escuela de Salud Pública de Harvard asegura que es más importante fijarnos en el tipo de grasas que consumimos que no en eliminarlas por completo. En cambio, un error muy común entre la gente que quiere perder peso es restringir cualquier grasa independientemente del tipo que sea, lo que genera sensación de hambre constante y, luego, deseo de comidas calóricas y grasientas y esto impide continuar con el régimen. En cambio, el aguacate no solo ayuda a saciar sino que también regula las subidas y bajadas de glucosa en la sangre y, por lo tanto, durante horas no hay necesidad de comer nada más ni deseos por cosas dulces.
Las grasas saturadas son sobre todo las que se encuentran en los productos animales, los huevos, los lácteos, el aceite de palma, de coco y la mantequilla de cacao. Lo que pasa cuando se consumen demasiadas grasas saturadas es que aumenta el colesterol malo (LDL) y eso pone en riesgo la salud del corazón.
Las grasas trans son unas grasas hidrogenadas fabricadas por la industria alimentaria que se utilizan para hacer galletas, donuts, snacks de bolsa, patatas fritas, etcétera. Este tipo son las más perjudiciales porque disminuyen el colesterol bueno (HDL) y aumentan el malo (LDL) y los triglicéridos. El problema actual es que aunque se fijó una normativa según la cual los alimentos solo pueden contener un máximo de 0,5 g de grasas trans por ración (porción), se pueden etiquetar como si no tuviesen grasas trans productos que sí tienen. Para estar seguros que compramos un producto libre de grasas trans debemos mirar las etiquetas y ver que no pone “aceites parcialmente hidrogenados”.
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